Este libro cuenta la historia de una familia que se muda de casa. Si, todo normal. Padre, madre, hija, hijo y un gato.
Louis es médico, y tiene un trabajo en una escuela, en donde el primer día ocurre un horrible accidente y uno de los jóvenes involucrados, muere. Pero antes de eso, este chico le dice una frase muy extraña a Louis, algo relacionado con un cementerio de animales.
La cosa es que el vecino que encuentran, Jud, los había llevado a un lugar en donde los niños enterraban a sus mascotas, él mismo había enterrado a su perro ahí. Aunque en ese momento nada dice de otro cementerio; uno mucho más alejado que -dicen- tendría poderes mágicos,.
Solo cuando el gato de su familia muere atropellado es que Jud le cuenta a Louis sobre ese cementerio. Él mismo había ido a enterrar a su perro Spot cuando era un niño. Lo único malo decían del cementerio es que cuando enterraron a un toro este volvió "malo" y lo tuvieron que rematar, pero nada más que eso. Era lindo volver a tener a tu mascota. Así que ambos llegan hasta allá y entierran al gato.
Sorpresivamente, al otro día este vuelve como si nada, pero algo había cambiado.
No hay nada de interesante en algo así, es como predecible: si, era obvio que se moriría la mascota y la iriían a enterrar. La pregunta es...¿y pasaría lo mismo con un humano?
El final es bacán.
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